viernes, 13 de enero de 2012

LA CIUDAD INDUSTRIAL DEL SIGLO XIX

El nuevo urbanismo de la ciudad "industrial", surgido tras la trasformación económica intensificó el proceso de urbanización de una manera espectacular. Sobre todo en las zonas industrializadas y debido a los emigrantes rurales, que llegaban atraídos por la industria y los servicios. Convirtió a la ciudad en un nuevo escenario del mundo contemporáneo.  

         «La concentración de la población en las ciudades ha sido el fenómeno social más notable del siglo XIX.  Masas urbanas hormigueantes fueron desarraigadas de sus culturas populares tradicionales y se convirtieron en consumidoras de ideas y valores proporcionados por intelectuales urbanos (...) Lugar de estímulos maravillosos donde la inteligencia se basaba en las comunicaciones rápidas y en la competencia por los premios, la metrópoli qeu iba camino de convertirse en megalópoli también era sitio de descontento y agitación. Y fue asimismo el lugar donde se expandió como nunca una clase básicamente nueva: los intelectuales, especialistas en ideas, vendedoras de mercancías ideológicas.»

Tomado del libro de Roland N. Stromberg, "Historia Intelectual Europea desde 1789", Ed. Debate, Madrid 1990.

En 1800 sólo el 7 % de las ciudades del mundo  tenía más de 5000 habitantes. En 1850 era el 13 % y en 1900 en torno al 25 %. La cercanía a materias primas y por lo tanto a zonas industriales explican esta situación, ya que había abundante mano de obre y se construyeron grandes vías de comunicación.


Las ampliaciones de las ciudades se produjeron de forma desordenada, a veces uniéndose varios núcleos. El centro antiguo era una zona privilegiada y en ella se comenzaron a construir los primeros edificios de vidrio y acero.
Los nuevos barrios eran destinados a los nuevos grupos sociales: obreros y burgueses.

El barrio obrero, generalmente al este, y construido con malos materiales.


El barrio burgués, generalmente al oeste, aireado y confortable.







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También apareció el barrio de la estación, sin ningún elemento reseñable, pero peligroso.

El rápido crecimiento urbano  provocó problemas de electrificación, alcantarillado, suministro de agua, energía, alimentos, materias primas y transportes, comunicaciones. Además los vehículos destrozaban las calles o se producía el aislamiento de algún barrio.

En muchas ciudades fue necesario remodelaciones urbanas, ensanches o grandes avenidas donde canalizar la protesta social y poder ser reprimida fácilmente con el uso de potentes medios, policiales y militares.

Ringstrasse, remodelación de la ciudad de Viena.

Campos Elíseos, París.

Teodoro Fernández