martes, 20 de noviembre de 2012

LANA: EL ORO BLANCO DE LA EDAD MEDIA


La lana es una fibra natural de origen animal que nace como un mecanismo de defensa de las ovejas frente al frío. Esta fibra está formada por miles de escamas de una proteína llamada queratina, que se encuentran solapadas unas con otras. Por sus características se convirtió en una de las materias primas más apreciadas durante la Edad Media.

Protege de igual manera tanto del frío como del calor. Absorbe la transpiración del cuerpo y la evapora al exterior. Tiene una gran resistencia a la tracción y una gran elasticidad, por lo que apenas se deforma o arruga. Además, es la fibra que menos polvo retiene.
La lana se obtenía principalmente de la oveja (en un 83 %). La especie más importante era la oveja merina de la que se obtenía el 40 %, y de ovejas cruzadas. El resto se obtiene otras ovejas y otros animales como camellos, alpacas, cabras (de angora, cachemir…) o yaks..  
El trabajo de la lana implica la participación de numerosos oficios de los tres sectores de la economía por lo que su trabajo fue uno de las más beneficiosos durante la Edad Media.

La producción se realiza en el marco de la ganadería donde encontramos la importancia de la trashumancia del ganado en busca de mejores pastos a través de las cañadas. En ellas y en los pastos se desarrolla la vida pastoril y podemos encontrar una de las formas de obtención de recursos por parte de la monarquía: el estanco de la sal, producto necesario para los enormes rebaños que viajaban a lo largo de las largas cañadas.
Como transición entre esta etapa y la siguiente nos encontramos la obtención de la lana con el esquileo y el agrupamiento en vellones. Este trabajo también estaba regulado por la monarquía para obtener dinero, sobre todo en aquellas regiones de clima templado en el que el esquileo se podía hacer dos veces al año. Los vellones que se podían obtener de cada oveja podían llegar hasta los 4,5 kilos.

Lana y tijeras para esquilar,


Una segunda etapa la encontramos en el tratamiento y fabricación de tejidos donde aparecen empleos como los clasificadores, tundidores, cardadores, hilanderas, tejedores  y bataneros. La producción textil iba dirigida a la obtención de mantas, alfombras, tapices o la confección de ropa.


Finalmente en la etapa comercial o mercantil nos encontramos con el transporte (implicando a arrieros y carreteros), la banca (con la moneda, las letras de cambio, los puertos, almacenes, posadas, centros laneros, ferias…)


Teodoro Fernández

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