Las causas de la guerra y de la revolución que han asolado a España durante treinta y dos meses, son de dos órdenes: de política interior española, de política internacional. Ambas series se sostienen mutuamente, de suerte que faltando una, la otra no habría sido bastante para desencadenar tanta calamidad.
Artículos sobre la Guerra de España, discursos escritos por Manuel Azaña, en 1939, en el exilio de Francia.
Azaña ha sido uno de esos políticos que son difíciles de encontrar, que no se repiten con facilidad. Estos días se recuerda el setenta aniversario de su muerte. Por ese motivo se ha inaugurado una exposición en la sede del Archivo General de la Administración (AGA) en Alcalá de Henares, su ciudad de nacimiento. En ella se pueden ver documentos escritos de la primera, y más desconocida, parte de su vida. También documentos gráficos sobre su acción pública, tanto en la República como en la Guerra Civil.
Azaña fue el Jefe del Estado de un país que se debatió en una de las más crueles guerras civiles que se recuerdan, pero que fue también la antesala del conflicto mundial de 1939-1945. En ese sentido, al no poder evitar ese enfrentamiento entre españoles fracasó, pero debemos situar al político español en el contexto internacional. No solo se enfrentó a una coalición civico-militar que planificó un golpe de estado que tras el fracaso derivó en una guerra, sino que internacionalmente debía moverse entre la influencia que ejercieron en Europa tanto Hitler como Stalin. Sin embargo los verdaderos enemigos los tenía muy cerca. En este artículo, a través de tres días de su biografía, escogidos por su simbolismo, mostramos unas facetas que no deben olvidarse del político español.
PERDON
http://1.bp.blogspot.com/_4MSeIUanlnQ/SSWxhuF3sII/AAAAAAAAADI/aUfjWLV5mtc/s400/franco+y+azaña.jpg. Azaña y Franco, en La Coruña, en 1932.
No podrían imaginar ninguno de los dos la futura tragedia que se debatiría sobre suelo español.
El propio Azaña en un gesto para conciliar la división política del país pidió al presidente Alcalá Zamora la conmutación de la pena de muerte para los implicados "en la sanjurjada". Pudo ser una decisión discutible, pero está claro que fue inservible.
25 de agosto de 1932, Consejo de Ministros, Madrid. Debate sobre el indulto a Sanjurjo, previa a la petición al presidente de la República, Alcalá Zamora.
El ultimo en votar fue Azaña, a favor del indulto. Consideraba que el fusilamiento sería hacer de Sanjurjo un mártir, que después habría que fusilar a los responsables de la matanza de Castillblanco y sobre todo que la República no debía hacer los mismo que hizo el régimen monárquico con Galán y García Hernández. La joven República desacreditaría los pronunciamientos, y se acabaría con los levantamientos y los fusilamientos. Qué equivocado estuvo el entonces jefe de gobierno y que diferente sería el futuro respecto al que pensaba evitar (Diario de Azaña)
El poeta Machado ya lo había intuido, y en sus versos lo dejó como profecía, pero como Azaña nunca perdió la esperanza en el futuro:
PIEDAD
Hotel du Midi, Montauban, Francia, doce menos cuarto del 3 de noviembre de 1940.
En ese momento se cerraba una capítulo importante de la historia de ESPAÑA y de la vida de un ESPAÑOL. El que fuera presidente de la II República Española fallecía tras una recaída de una dolencia cardiaca manifestada en el verano de ese año y que a mediados de septiembre le había provocado una parálisis facial tras un grave infarto cerebral. Ese delicado estado de salud le había imposibilitado la huida a México aunque había conseguido trasladarse a la Francia de Vichy en una persecución que se continuó hasta sus últimos momentos . En el momento de su muerte, un grupo de falangistas se presentó en esa localidad e incluso embajador de la España franquista se encontraba en la recepción del hotel dispuesto a la detención del político español.
Días después del entierro se presentaba en la casa de Azaña el cónsul en Burdeos, Enrique Beltrán, y tras un minucioso registro, comunicaba al embajador Piniés que no había encontrado ninguna obra de arte, códice miniado o tesoro expoliado al estado aunque sí una barbaridad de libros con carácter personal; biblioteca selecta... eso sí la biblioteca es valiosísima y copiosísima. ¿Y qué iban a encontrar de un servidor del estado y de la patria? Documento conservado en el AGA, fechado el 25 de noviembre de 1940 y mostrado en la exposición sobre Azaña.
Aunque haya una explicación científica a la muerte de Azaña no puede negarse que su origen estuvo en la propia guerra que había desgarrado el suelo de "su patria", en los desgarros provocados por los disparos que escuchaba desde el Palacio de Oriente en Madrid desde la Casa de Campo, en la tristeza provocada por la huída del país en febrero de 1939... Sí, porque se puede morir de pena y de tristeza, se puede agonizar por no frenar lo inevitable, lo destestable, lo que nunca nadie debía de vivir. Una tristeza que le acompañó siempre, tal y como podemos ver en las fotos de su vida , donde siempre aparece con una mueca de melancolía:
Gobierno provisional de la República.
Político de oratoria atrayente y de lenguaje fluido que ejerció una profunda expectación entre sus auditorios. La atracción que desarrolló Azaña se muestra en diversos acontecimientos. Por ejemplo, a lo largo de la campaña electoral de 1936, tras la fundación de Izquierda Republicana se desarrollaron multitudinarios mítines. El 26 de mayo, en el campo de Mestalla se llegó a la cifra de 100.000 asistentes, pero en el sur de Madrid, en el campo de Comillas, Azaña congregó el 20 de octubre de 1935 a más de 400.000 persona, que tras el pago de una entrada escucharon su voz amplificada por un equipo electrógeno con varios altavoces, en un hecho sin precedentes en la historia política europea.
Además de político fue un intelectual y literato que escribió varias obras, como La velada en Benicarló o El jardín de los frailes. Enmarcado en la generación de 1914, junto con Ortega y Gasset, Menéndez Pidal, Juan Ramón Jiménez o Gregorio Marañón, en 1926 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura, por La vida de Juan Valera.
PAZ
Sábado, 4 de febrero de 1939, Figueras: Última jornada del presidente Manuel Azaña en España.
En la fase final de la Campaña de Cataluña, cuando los bombarderos franquistas amenazaban la residencia del jefe de gobierno Negrín o el Cuartel General de la República, Azaña pasó revista a un batallón alojado en una masía fronteriza. A pesar de la derrota conservaban un "espíritu magnífico", en palabras del presidente de la República. Allí narró una tremenda escena. Al marcharse, los tambores y trompetas del batallón batieron. Algún soldado gritó un viva a la República y los soldados respondieron con frenesí. Otro clamó un viva don Manuel Azaña y se oyó la misma respuesta. Finalmente, desde los políticos catalanes se gritó un "Visca Catalunya" y nadie contestó. Según Azaña, la escena, en su sencillez, era desgarradora. Todos (y yo mismo, un poco por sorpresa), nos dimos cuenta de lo que significaba...La verdad es que yo no podía mas.
Días antes había recogido su bandera y "la desplegó en una de las paredes de mi cuartito de trabajo, es tema de contemplación ascético-política, porque me servirá de mortaja". Carta a Ángel Ossorio, el 28 de junio de 1939 desde el exilio francés.
Sin embargo, en el entierro del que había sido presidente de la República Española, la bandera que cubría el ataúd fue la de México, ya que por presión del gobierno de Franco se prohibió el uso de la enseña republicana por parte de Petaín.
En el siguiente vídeo podemos escuchar (y leer en los subtítulos) el único discurso grabado conservado de Azaña, pronunciado el 18 de julio de 1938, desde el balcón del ayuntamiento de Barcelona, que contiene un mensaje de reconciliación y tolerancia que conviene recordar:
...el mensaje de la patria eterna que dice a sus hijos: Paz, Piedad y Perdón.
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