El Antiguo Régimen estaría definido como el conjunto de relaciones sociales, políticas y económicas en los momentos previos a la Doble Revolución.
El mapa político de Europa quedaría caracterizado por la existencia de las siguientes realidades:
- países con monarquías absolutas.
- monarquías del despotismo ilustrado, donde para aumentar el poder del rey se introdujeron ideas reformistas.
- la compleja unidad del Sacro Imperio Romano Germánico
- repúblicas de Venecia o las Provincias Unidas
La mayor parte de los estados europeos del Antiguo Régimen eran monarquías, mientras que las repúblicas eran escasas, pequeñas y carecían de prestigio (vivían de glorias pasadas).
En el siglo XVIII ejerció la hegemonía el Reino Unido, a pesar del duro golpe sufrido con la pérdida de las colonias americanas.
El Sacro Imperio Romano Germánico era la monarquía que ostentaba el título de mayor rango. Estaba formado por diferentes entidades que tenían una total autonomía respecto al emperador, cuyo poder efectivo estaba anulado y era muy simbólico. La dinastía Habsburgo ostentaba el título desde el siglo XIII y a sus tradicionales dominios austriacos, había incorporado territorios en el valle del Danubio, fuera de los límites del Imperio, hacia Bohemia (actual Chequia) y Hungría. La otra gran monarquía del imperio era Prusia, que se extendía más allá del imperio. Ambas proyectaban la unión de un gran conjunto germánico.
Reino Unido había nacido de la unión de las coronas inglesas y escocesas, y a pesar de su aislamiento insular se convirtió en la cuna de mundo moderno (desde el punto de vista político con la Gloriosa Revolución y el Bill of Rights y con los cambios tecnológicos en la Revolución agraria y sobre todo Industrial). Representaba, por tanto, una auténtica excepción al absolutismo, con su monarquía parlamentaria.
Francia jugaba un papel central por su riqueza, población y posición estratégica. Influía desde el punto de vista político y cultural.
La Península Itálica estaba dividida en un conjunto complejo que se puede explicar geográficamente. En el norte nos encontramos con el Reino de Piamonte-Cerdeña perteneciente a la dinastía Saboya. Junto a ello la influencia austríaca en Lombardía y cada vez más el Venecia. También diversos ducados con miembros de la casa de Borbón. En el centro el dominio del Papa y los estados de la Iglesia. Al sur, el Reino de las Dos Sicilias, bajo la hegemonía de los Borbones.
El Imperio Ruso, alejado del centro de Europa y muy atrasado, al menos culturalmente, luchaba por encontrar un sitio hacia Polonia, los Balcanes y el Mediterráneo y el territorio siberiano.
En el Imperio Otomano extendido por tres continentes, en el Mediterráneo oridental, comenzó un lento retroceso ante el avance de Austria y Prusia.
España, siendo una potencia de segundo orden, representaba un cierto poder en el recuerdo del dominio hegemónico hasta mediados del siglo XVII. A ello se unía su influencia en Italia y la enormes posesiones coloniales de América.
El desarrollo del sistema fiscal, de la burocracia y del ejército permitieron a los reyes aumentar su poder. La multitud de privilegios y de jurisdicciones limitó la autoridad del rey pero la introducción de las reformas ilustradas dieron lugar al despotismo ilustrado.
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